La verdad es que todos estos lugares son parte de grupos de restaurantes estandarizados, y especialistas en un tipo de comida enfocados al mercado de consumidores vip, clase media alta y clase alta me parecen bonitos, pero completamente despersonalizados.
Habiendo en Guadalajara buenos restaurantes italianos, y negocios familiares, algunos con auténtico sabor a la bota como la Funícula el llegar al Olive Garden me represento un reto, y este era saber sí este tipo de establecimientos corresponden a la expectativa de este sibarita efecto a la buena comida sin importar el precio, o sí el lugar está o no de moda o se ubica en una zona in o out de la ciudad, al menos para mi la relación precio-calidad-servicio es más importante que el snobismo culinario.
Así que mi experiencia en esté lugar de la zona de Andares fue satisfactoria sin llegar a ser increíble, primero debo decir que pedi un entrante un Sampler Italiano de calamares, que la verdad no me convenció, más aún si en Pata de Palo o en la Dolce Vita son supremos.
Por otro lado las raviolis de queso me parecieron duros, un poco fríos y bastante caziqueados como se dice por acá, una porción breve comparada con la que ofertan otros italianos que no son de cadena.
De beber pedí un vino Rosso que la verdad fue lo mejor de la noche, y un café al finalizar junto a un estupendo Tiramizu de Amaretto.... en realidad me sorprendió gratamente el postre.
El servicio amable sin ser brillante y bastante tardaditos con la cuenta, para ser un lugar con un mercado dirigido a la clase media alta y a los godinez y ejecutivos de la zona me pareció desordenado y algunas cosas sucias, el costo en relación a la calidad me pareció inflado, sobre todo por las porciones, aunque repito el postre valió cada centavo y el vino y el café también estupendos.
Bajo el sol tapatio y con sabor a la Toscana para mi obtiene una nota media, nada sobresaliente.
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